Entrevista a Lucía Iañez, diputada provincial.
Por Gabriel Appella y Juan Martín Palermo. Revista Atípica
Revista Atípica entrevistó a Lucía Iañez, ex directora provincial de Acceso a la justicia y Asistencia a la Víctima del Ministerio de Justicia y DDHH, y actual diputada provincial.
Lucía Iañez es abogada, docente de la Universidad de La Plata y “ahora me toca este lugar en la Cámara de Diputados. Con mucha felicidad, mucha alegría y mucho orgullo de poder representar a los vecinos y vecinas de mi ciudad”. Ella se define como militante política y trabajadora profesional del territorio; se siente parte de los/as profesionales que eligen la “interdisciplina y el territorio como base de nuestra vida. Ese es el lugar desde donde milito y desde donde construyo mi perspectiva de Estado. Eso es lo que fui haciendo en mi vida, tanto en la militancia política como en la construcción desde la Dirección de Acceso a la Justicia y Asistencia a la Víctima, que fue el primer lugar que me tocó ocupar en esta gestión junto con el gobernador Axel Kicillof y con el ministro Julio Alak”. Desde su actual lugar como legisladora provincial se preocupa por “legislar los aspectos vinculados a la problemática social y a la vida real de los vecinos y vecinas y a la construcción de herramientas para facilitar la resolución de los conflictos sociales, que en mi visión son integrales y necesitan de un Estado que piense de manera conjunta e integral”.
Revista Atípica (RA): Cuando iniciaste la gestión como Directora Provincial de Acceso a la Justicia y Asistencia a las Víctimas en el año 2020, ¿con qué problemáticas y demandas te encontraste?
El Estado durante el gobierno macrista de María Eugenia Vidal se retrotrajo y se ajustó principalmente en las políticas de acceso a derechos y de atención al público. Cuando llegamos en el 2020 nos encontramos con una perspectiva muy distinta: no había ningún dispositivo de acceso a la justicia, eran todos de Asistencia a la Víctima. Si bien se la nombraba, no existía en realidad como política pública. Lo que sí existía era una política de asistencia a las víctimas con una perspectiva distinta. Lo que queríamos era construir centros de acceso a la justicia en el territorio que trabajen desde la interdisciplina como base de la resolución de los conflictos, desde la escucha activa, desde la articulación interinstitucional. Y eso fue lo que hicimos cuando creamos los CAJUS (Centros de Acceso a la Justicia). Pero para llegar a eso, transitamos todo un proceso de capacitación de los equipos y de los profesionales.
Llegamos en el 2020 y aparece la pandemia, algo tremendo, con todos los miedos que eso implicaba y con un Estado que todavía era muy pequeño, que no tenía la dimensión real para hacer frente a esa demanda. Habíamos llegado hacía tres meses, pero intentábamos reconstruir todo lo que se había destruido durante los cuatro años de Vidal. Por eso empezamos con un esquema de urgencia: algo que teníamos muy en claro en la pandemia, es que era necesario que la gente no se quedara sola. Y Axel Kicillof fue el primero en entender que había algunas políticas que necesitaban salir con urgencia. En ese sentido, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos seguía trabajando, necesariamente, por la gestión de las unidades penitenciarias, tenía un trabajo permanente y presencial. Y desde Acceso a la Justicia, impulsamos el Centro de Asistencia a Víctimas y la Oficina de Lucha contra la Trata de Personas. Estas fueron tres políticas públicas declaradas rápidamente como actividad esencial.
Por otro lado, la pandemia nos mostró algo que tenía que ver con la gran violencia que se había generado durante la gestión de Cambiemos: las problemáticas sociales que emergieron por la desaparición de políticas públicas, por la falta de acceso, por la falta de acompañamiento. Empezamos a asistir muchas situaciones de violencia de género, muchas problemáticas sociales, mucho abuso sexual infantil, cuestiones que ya venían ocurriendo y que también se empezaron a visibilizar mucho más en este último tiempo, gracias a la Educación Sexual Integral (ESI) y al crecimiento del movimiento de mujeres. Eso nos permitió también que la gente, las mujeres, las niñas y los niños se animen a contar lo que estaba pasando. En función de eso, creamos dispositivos interestatales que hicieran frente a esa demanda, en medio de una situación extrema como la pandemia.
RA: ¿Por qué construir Centros de Acceso a la Justicia era un objetivo de la gestión? ¿Cómo fue el proceso de creación de estos espacios en el territorio bonaerense?
Los Centros de Acceso a la Justicia son espacios territoriales que funcionan como la primera cara del Estado. Son la puerta de acceso a las políticas públicas y facilitadores del acceso a derechos. Están integrados por un equipo interdisciplinario que en su expresión mínima incluye: trabajador/a social, psicólogo/psicóloga, abogado/abogada. En algunos casos hay incluso otros profesionales, porque creemos que no hay manera de resolver nada si no es desde la interdisciplina. Esta política pública de resolución de los problemas desde la multiplicidad de perspectivas existe en el ámbito nacional desde el año 2008 y ha transformado la vida de un montón de gente.
Cuando llegamos había unos 25 centros en el territorio que funcionaban totalmente desorganizados en toda la provincia. En La Plata había solamente un Centro de Protección a las Víctimas, que no tenía la política de acceso a la justicia integrada. Estos Centros (que la gestión anterior llamaba CAVAJ), tenían una visión mucho más vinculada a la asistencia a víctimas. Nosotros le integramos la política de acceso a la justicia y capacitamos a todos los equipos que ya existían y creamos más de 15 centros en la provincia. También fortalecimos la capital provincial, porque La Plata es una de las ciudades que tiene mayor cantidad de barrios populares en la provincia y en el país. Tiene actualmente el barrio popular más grande de Argentina y es lamentablemente, la ciudad con mayor cantidad de denuncias por violencia de género en toda la provincia. Digo esto para dar cuenta de que hay problemáticas sociales muy fuertes, que se desarrollaron especialmente en los últimos años, gracias a la falta de planificación que caracterizó al gobierno de la ciudad. Es la ciudad capital de la provincia, por lo que debiera ser una ciudad faro. Y lo fue durante muchos años, pero hoy no lo es. Para dar respuesta a eso, creamos un Centro de Acceso a la Justicia central y varios Centros de Acceso a la Justicia en el territorio. Pero este proceso lo llevamos adelante también en otros lugares de la provincia. Actualmente, esa es la agenda de la Directora Provincial Agustina Iafolla.
En definitiva, logramos modificar un paradigma de trabajo que espero que se sostenga en los próximos años. Tenemos mucha esperanza de que Axel siga siendo gobernador y que eso va a permitir profundizar, en una segunda gestión, las políticas que pudimos construir en esta primera.
RA: En esa agenda de acceso a la justicia, ¿cuáles fueron los principales problemas que abordaron en los territorios?
En los dos primeros años en los que fui directora tuvimos un trabajo sostenido con las infancias, y articulábamos con diferentes organismos del territorio. En un principio, la pandemia nos mostró la necesidad urgente de trabajar estructuralmente en el acceso a la salud. Llegamos a la provincia con una cantidad mínima de camas de terapia intensiva. No teníamos la capacidad de hacer frente a una pandemia. Ni siquiera teníamos un Ministerio de Salud nacional. Tuvimos la suerte de tener ministros como Daniel Gollán y como Nicolás Kreplak, y un gobernador al que le interesaba este tema y creo que se hizo magia, ¿no?
Por otro lado, también teníamos como demanda los temas vinculados al acceso a la salud no relacionados con el COVID, para que puedan ser atendidos los vecinos y vecinas. Después aparecía mucho la problemática de acceso a la documentación, o a la conectividad. En ese sentido, la pandemia puso al descubierto la falta de oportunidades en el acceso a Internet o a la tecnología, y el impacto que había tenido la discontinuidad del programa Conectar Igualdad en la gestión anterior.
RA: En el imaginario se suele relacionar el acceso a la justicia con el acceso al poder judicial, pero según lo que mencionás, desde los CAJUS se trabajan muchas otras problemáticas. Para vos, ¿qué significa el “acceso a la justicia”? ¿Cuál es la perspectiva desde la que se trabaja?
Llegamos a la política pública desde una perspectiva propia de las trabajadoras del territorio pero que ha crecido mucho en este último tiempo. Nosotros distinguimos el acceso a la jurisdicción del acceso a la justicia. Cuando llegamos teníamos claro que esto no era el acceso a la jurisdicción, sino una política de acceso a derechos y de acceso a políticas públicas.
Con el tiempo, cambié mi perspectiva sobre la lucha que teníamos que dar: tenemos que disputar la visión sobre el Estado en relación a su rol en la resolución de los conflictos sociales. Los problemas de la gente no funcionan de una manera segmentada, sino que son integrales. Nosotros venimos tratando de trabajar académicamente, aportando en lo que llamamos la teoría de las tres i, que implica pensar que el conflicto social sólo se resuelve: desde la Interdisciplina, Integralmente y desde la Intersectorialidad. Cuando discutimos desde esta perspectiva, estamos discutiendo sobre el fondo de las cuestiones y no la forma. También tendríamos que empezar a ver de qué manera se profundiza el esfuerzo articulado del Poder Judicial, el Poder Ejecutivo y el Legislativo, para que integralmente trabajemos en resolverle la vida a la sociedad.
RA: En la gestión del gobernador Axel Kicillof, ¿cómo se entiende entonces la política pública?
Sin duda, Axel es un gobernador que prioriza siempre resolver el fondo de los problemas. Con una mirada muy pragmática, busca gestionar para resolver los problemas de la gente. Veníamos de una provincia arrasada y trajimos soluciones reales. Esa es la línea sobre la que trabajamos todos los días: el hacer, el avanzar y el construir. En ese sentido, es muy difícil pensar que volvamos a segmentar el Estado de una manera tan estructural, porque realmente no se resuelven los problemas de la ciudadanía de ese modo. Las mesas interministeriales vinieron para quedarse. Pero ahora tenemos un desafío integral: sostener lo que hemos podido construir para profundizar la articulación institucional. Necesariamente, las políticas del poder legislativo o las leyes que podamos sancionar, tienen que estar acorde a lo que realmente se puede hacer u operativizar y de acuerdo a la capacidad del Estado, pero siempre garantizando una ampliación de derechos.
RA: ¿Cómo fue tu experiencia junto al ministro Julio Alak?
Espectacular. A Julio Alak lo conozco desde hace mucho tiempo. Creó la política pública de acceso a la justicia en Nación. Conozco su vocación de transformación pero, por sobre todo, su capacidad de transformación. Porque hay mucha gente con vocación de transformar, pero no es fácil gestionar, trabajar y conducir un espacio tan amplio y con tantas problemáticas. Julio tiene la capacidad de llevar adelante un laburo muy estructurado, organizado y articulado. En medio de una pandemia construyó 15 hospitales modulares y planificó el plan de infraestructura penitenciaria más grande de la historia de la provincia de Buenos Aires. Es difícil que una persona pueda lograr eso sin su determinación política y sin su experiencia.
Como te decía antes, la política de acceso a la justicia la crea Julio en Nación con los curas villeros, para trabajar en el territorio el acceso a los derechos que ya había garantizado el gobierno de Cristina y el de Néstor. Por eso esta política nace con esa naturaleza de ser parte de la vida, del cotidiano de los vecinos y vecinas. A partir de eso, nosotros le fuimos dando parte de la perspectiva que venimos a traer a la política, pero hay algo transgeneracional de nuestra manera de conducir el Estado. La experiencia que tiene Alak es el mayor regalo que puede tener un compañero o compañera con vocación de transformar, pero que todavía no sabe tal vez cómo gestionar de manera más efectiva y menos burocrática. Eso nos llevó a pensar que tenemos que repensar una reforma del Estado provincial, que tal vez involucre una reforma constitucional, para hacer más dinámicos los procesos.
Somos parte de una generación que se formó políticamente en un gobierno que día a día garantizaba más derechos. Me siento parte de la generación política más privilegiada de la historia de nuestro país. Los que pudieron conocer a Perón y a Evita, y luchar con ellos, eran pibes y pibas jóvenes que tenían que laburar, que eran trabajadores y trabajadoras que tuvieron que organizarse desde los sectores más pobres. No tenían ni siquiera los derechos sociales garantizados para poder tomarse unas vacaciones, o para disponer del tiempo de ocio para construir la organización política. Nosotros somos parte de una generación donde nuestras problemáticas principales eran ver de qué manera seguíamos ampliando derechos. Cuando surge el programa Progresar para nosotros fue un momento de mucha felicidad, porque realmente parecía que nada era imposible en términos de acceso a derechos. Teníamos salarios muy dignos, la gente había empezado a vivir bien. En ese sentido, esta generación que sueña, que cree, que tiene mucha fuerza en términos de organizarse y de construir organización política, también es algo que le aporta a esta gestión de Axel. Priorizando el hacer sobre el decir. Priorizando el transformar y el recuperar, pero por sobre todo, los derechos de los laburantes, que es lo que el peronismo viene a hacer a la Argentina.
RA: ¿Priorizar el hacer sobre el decir?
Me refiero a resolver el fondo por sobre la forma. Por supuesto que tiene que haber un modo de hacer o un método, pero siempre priorizando lo humano por sobre todo. Por ejemplo, Julio es un tipo muy humano. Fue 16 años intendente y por eso entiende muy claramente cuáles son las preocupaciones fundamentales de la gente. Por su transformación de la ciudad de La Plata, por transitarla tanto, él tiene muy en claro que, por ejemplo, a las familias les preocupaba tener la escritura de su casa. Ante eso, desarrolla el programa “Mi Escritura, Mi Casa”, que termina entregando más de 100.000 escrituras en la provincia. Había familias que hacía 50 años que esperaban la escritura. Bueno, el pragmatismo del hacer es resolver un problema y encontrar el modo de que la gente acceda a su derecho. Lo mismo pasó en términos de la gestión de las unidades penitenciarias, un tema que debatimos mucho en las sesiones en la Cámara de Diputados. Hay personas que hacen política escondiendo debajo de la alfombra los problemas reales: ni Milei, ni Bullrich dicen qué va a pasar con las personas privadas de la libertad. Y tengamos en cuenta que una política criminal más punitivista va a implicar que va a haber más personas privadas de la libertad. Entonces, digo ¿cómo se va a gestionar eso? ¿De qué manera generamos un circuito que pase de ser vicioso a virtuoso para que haya cada vez menos reincidencia? Porque a mí no me cabe duda que ningún partido político quiere que haya víctimas. En eso creo que sí hay unidad. Nadie quiere que haya víctimas de delitos, ¿no? Pero bueno, hay que hacerse cargo de los problemas. Julio Alak es un tipo que se hace cargo de los problemas y busca soluciones. Y, en general, se las encuentra, porque hay mucha experiencia y creatividad en el proceso y ha demostrado que sabe lo que tiene que hacer. Por eso lo acompañamos para que sea intendente de la ciudad de La Plata nuevamente. Yo creo que va a lograrlo y que va a transformar una ciudad que está destruida en una ciudad que nos enorgullezca, como lo hizo durante los 16 años que la gestionó. En ese momento, él entendió que las problemáticas de la gente necesitan soluciones efectivas y rápidas. Por eso, impulsó un cambio estructural en numerosas políticas públicas, que dinamizó los procesos de resolución de conflictos: en el sistema penitenciario, en la Escribanía General del Gobierno, en la Dirección de Personería Jurídica, en los Centros de Acceso a la Justicia.
RA: La creación del Consejo de Víctimas en la provincia, ¿es parte de pensar en soluciones ante demandas y problemáticas presentes?
El tema de víctimas es muy particular, porque es un tema con el que muchas personas han vendido humo. Para decirlo de una manera más diplomática, han vendido gestión y política pública que no es real. También pasa que hay sectores que seleccionan las víctimas que quieren proteger. Esto nos lleva a pensar que el concepto de víctima de delito implica muchas cosas diversas. Vivimos en una sociedad y en un sistema judicial que a veces prioriza el derecho a la propiedad privada por sobre el derecho a la vida o el derecho de integridad física o sexual de una mujer en situación de vulnerabilidad. Esto lo hemos visto un montón de veces. Creo que no vivimos en un esquema donde todos los derechos necesariamente son iguales, ¿no? Eso es parte de una discusión más estructural sobre cuáles son las prioridades, y eso es lo que se decide también en esta elección en octubre. Acá en la provincia tenemos diputados de Milei que juraron por la propiedad privada.
RA: En tu nuevo lugar como diputada de la provincia de Buenos Aires, ¿cuál es tu agenda?
Lamentablemente es un tiempo histórico difícil para esta Cámara. Por la situación política que estamos viviendo no se están pudiendo construir los consensos necesarios para tener quórum y sesionar. Pero mi agenda se vincula más a mi ciudad. Soy diputada por esta sección electoral, por La Plata. Laburo mucho los temas de mi ciudad, me siento una referenta territorial. Trabajo desde hace mucho tiempo acá y lo que trabajo son muchas cuestiones vinculadas a esta ciudad, a la que creo que hay que jerarquizar. Trabajo también en el acceso a derechos y a la justicia de niños, niñas, adolescentes y mujeres en situación de vulnerabilidad. Y hemos desarrollado muchos proyectos legislativos vinculados, justamente, con niños, niñas y jóvenes en situación de vulnerabilidad social a los fines de hacer más pragmáticos los procesos, menos burocráticos, de construir líneas de trabajo conjuntas. Si hay algo que sabemos, también por haber sido trabajadores del territorio, es que es necesario el método y la organización de los sectores del Estado. Por eso creemos mucho en la jerarquización de los trabajadores del territorio y en la necesidad de que empiecen a tomar un protagonismo en la resolución de estos conflictos, incluso en las causas judiciales. Muchas veces, hay un tránsito muy largo del trabajador territorial, que viene trabajando hace mucho tiempo con una familia, y en algunas ocasiones no se tiene mucho en cuenta lo que tiene para aportar.
Después, estamos trabajando una agenda vinculada a los jóvenes en conflicto con la ley penal, la cual incluye acciones más allá del proceso penal porque se enfoca en un problema social. Estamos trabajando una Ley de Ejecución del Régimen de Responsabilidad Penal Juvenil, otro proyecto de ley de hogares de niños, niñas y adolescentes, porque somos un equipo que cree que el trabajo de los hogares privados, públicos o conveniados, son espacios muy importantes para la comunidad y que realmente necesitamos fortalecerlos y acompañarlos. Lugares como el hogar del Padre Cajade o el Ángel Azul, nos muestran que existen métodos, que el amor a veces es un gran sanador, que hay maneras de hacer que esos pibes que están en situaciones tremendas, puedan realmente tener una oportunidad de una vida feliz. Tenemos la suerte de estar en una comisión que tiene diputados de diferentes fuerzas políticas, pero en la que todos/as, o casi todos/as, tenemos una visión compartida de la perspectiva de niñeces.
A su vez, se sancionó una ley de capacitación de efectores del Estado sobre niños, niñas y adolescentes, la cual va a cambiar el paradigma de pensar y resolver en la política pública. Y venimos trabajando sobre la articulación entre los poderes del Estado para la resolución de los conflictos que involucren niños, niñas y adolescentes. Siempre acompañamos la política del derecho a ser oído. Cuando trabajé en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, le pedimos a la Corte Suprema que arme una mesa de niñeces para trabajar ese tema, lo que terminó en una guía práctica de escucha a niños, niños y adolescentes, que sancionó la Corte. Para nosotros ese es el camino, así que ahora estamos trabajando en algunos proyectos para fortalecer la comunicación entre los fueros, para el fortalecimiento de los equipos interdisciplinarios, para la articulación de efectores, para hogares, entre otros. Es una agenda amplia de acceso a derechos de las niñeces.
Por otro lado, hace un tiempo aprobamos en comisión un proyecto que presenté, el cual tiene como finalidad que antes de que se determine la cuota alimentaria de un niño o niña, se oficie a la AFIP y a la ANSES para saber realmente cuáles son los ingresos de ese padre, porque tenemos un problema con el pago de la cuota alimentaria. Muchas mamás terminan siendo como “madres solteras” aunque hay un padre existente, incluso a veces padres presentes, o sea, padres que ven a sus hijos/as pero que no pagan la cuota alimentaria. Creo que vamos a tener una sociedad mucho más feliz y más sana, si logramos tener niños, niñas y adolescentes más felices y más sanos. Debemos poner más foco sobre aquellos sectores que necesitan una atención inmediata, para poder tener menos problemas en el futuro y para poder construir realmente una sociedad mejor.